Pino Montesdeoca es una de esas personas excepcionales que irradia una luz especial. Con su melena canosa, su mano escayolada, sus deportivas grises, su mirada serena y su rostro sin un ápice de bótox, esta mujer no quiere parecer más joven. Es más, le molesta que se lo digan como piropo.
Canaria de nacimiento, acaba de recibir el Premio L'Oréal a la mejor modelo en la 80º edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid tras pulverizar todos los cánones: mide 1,64, entró en la moda pasada la cincuentena y ha obtenido este prestigioso galardón a los 62 años, algo impensable hace tan sólo una década.
La sesión de fotos tiene lugar en su agencia Wanted -situada en la madrileña calle Carretas- y Pino posa con una naturalidad apabullante. El fotógrafo empieza a disparar y en 10 minutos ha terminado. "Realmente, no he tenido que hacer nada. Lo ha hecho todo ella. Con el primer clic habría valido", comenta Sergio González Valero. Arrancamos la charla y Pino reta a la periodista: "A ver si te luces y me preguntas cosas diferentes para no tener que contar lo mismo de siempre". Vamos a intentarlo.
- ¿Qué significa haber ganado esta distinción?
- Muchísimo, porque es un premio a la tenacidad de querer que estemos ahí las mujeres como yo. Yo ni siquiera soy realmente una modelo.
- ¿Está cambiando algo en el mundo de la moda?
- Sí. Estamos evolucionando, mientras que en otras cosas estamos involucionando. Ahora están volviendo a salir esas modelos de los 90. Pero yo no soy esa modelo maravillosa con el cuerpo y con la altura que se espera de una modelo. Lo mío es otra cosa. Si observas a estas mujeres de más de 40, verás que su mirada es diferente. Ya no es una mirada para adentro: o sea, lo guapa que estoy y lo bien que lo hago. Tienen la mirada hacia fuera, en lo que ven y en lo que transmiten.
- Y, ¿en qué cosas estamos involucionando?
- ¡Ay, cariño! Los que nacimos en los 60 luchamos por la igualdad del hombre y la mujer. Y ahora hay una generación a la que le parece normal que su pareja les controle o les violente. Me molesta que una mujer se cosifique frente a su pareja o permita que vaya con ella porque tiene un trasero del copón. Estoy hablando de que el machismo ha renacido.
- Eres la única mujer de España que no quiere parecer más joven.
- ¡Qué va! No es que no quiera, sino que estoy donde estoy. Tengo 62 años. Yo quiero ser, no parecer. Entonces, como yo hay un montón de mujeres y de hombres.
- ¿Qué estereotipos has roto?
- Yo no tengo ese canon que se pretende de una mujer exitosa entre comillas. Mido lo que mido y estoy bajando de altura porque los discos situados entre las vértebras están encogiendo. O sea que mido un centímetro y medio menos: 1,64. ¡Qué horror! Soy delgada, pero de cadera ancha. Entro con mis zapatillas, pero entro yo. Al final, el cuerpo tiene su importancia, pero no lo es todo. Ahí es donde yo he roto algo.
- ¿Cuándo decidiste dejarte las canas?
- Me cogió viviendo en Bahamas. Yo me ponía siempre mechas para que mi cara tuviera luz. Entonces era mucho lío llegar desde ahí a Miami para hacerme mechas porque tardaba un día entero. Empecé a dejármelas. Y mi hermano me dijo que me estaba quedando canosa y no me había dado cuenta. O sea que cero trauma.
- ¿Qué modelo te ha impresionado más?
- Elle MacPherson porque la conocí en persona. Es un espectáculo y tiene buen rollo. Me encanta.
- ¿Cuál es la clave para desfilar?
- Ser profesional. Hacer lo que te dice el diseñador: "Despacio, no sonrías". O "Pino sé tú". Entonces yo soy allí una profesional que defiende el look que me está poniendo un diseñador, que es una obra que le ha costado mucho hacer. Y yo sé que puedo defender las cosas si soy yo lo más posible, sin disfrazarme o intentar ser otra persona.
- ¿Y qué haces cuando te ponen algo que realmente no te gusta?
- Defenderlo, por respeto a la persona que me ha vestido y, a veces, es complicado.
- Dime tres mandamientos para una mujer con estilo.
- Es que eso del estilo...
- O con elegancia
- Yo creo que la elegancia no tiene nada que ver con cómo te vistes, sino en cómo te miran los demás, porque tú te comportas de una manera. Puedes estar vestida con un camisón de Primark, pero es tu saber estar, tu forma de hablar, el mirar... No sé, hay otras cosas
Confiesa Pino que nunca se le había ocurrido entrar en el mundo de la moda, pero su hija y su yerno se empeñaron en hacerle una sesión de fotos. La agencia Wanted vio las imágenes y el resto es historia. Ha protagonizado campañas para grandes marcas como Zara, Hispanitas o Gisela y ha aparecido en series como Sky Rojo.
Nunca ha tenido apego a los lugares. Por eso, a los 17 años se mudó a Suecia por amor y ha vivido en los Balcanes y en las Bahamas, donde estuvo a punto de fallecer a causa de un dengue, un episodio que le cambió la vida.
- ¿Qué se siente cuando estás al borde de la muerte?
- A mí me lo dijeron muy rápido: "Chica, no se te puede curar, hay un fallo multiorgánico. Te vas a morir esta noche". Cuando tienes una enfermedad grave que te va a ir matando -algo que viví con mi marido- te da tiempo a pasar por todas las etapas: la negación, la rabia... Pero yo lo tuve que pasar en cinco horas.
- Viste la película de tu vida en ese tiempo, ¿no?
- Lo que me gustó es que me quedó una paranoia de pensar si mis personas más cercanas sabían que las quería. Pensaba que me iba a marchar sin estar segura de que ellas sabían que yo les adoraba. Se me quedó eso nada más: el amor.
- Es curioso que hablas del amor cotidiano cuando se habla poco de ello.
- Es lo más importante. Yo me propuse que a cada persona que se cruzase conmigo le iba a dedicar algo para que sintiese que había sido una alegría verla.
- Y, ¿lo haces?
- Todo el tiempo. Acabo de pasar por un quiosco de la Once y había una niña dentro. Entonces, me volví para atrás, me asomé y le dije: "Que sepas que eres preciosa".
- No me lo puedo creer. ¡Qué maravilla!
- A mí me lo pareció. Yo no miento con eso. Me sale del alma.
- Pensarán que estás loca.
- Alguien me dijo que era una happy flower. Si quieren verlo así... Pero cuando me toque el momento, a mí ya no me coge esa paranoia. A tus hijos les puede pasar de todo, se pueden meter en grandes follones, pero que sepan que son queridos, que lo sientan y piensen: "¡Mi madre me ha querido, joder!". Ese amor no se puede eliminar con nada.
- ¿Cuántas vidas has vivido?
- Dos: una donde yo no encajaba en ningún sitio, me protegía mucho y me metía p'adentro. Todo lo que me dolía me lo guardaba. Hasta que un día dije: «¿Sabes qué? ¿Para qué estás buscando nada?". Así que esta Pino fue para fuera. Quería que entendiesen que soy esa mujer introvertida y extrovertida a la vez. Impresentable y, al mismo tiempo, maravillosa. Soy todo eso. ¿Por qué tengo que etiquetarme yo misma? Hay dos Pino: una, la que no entiende nada y otra, la que entiende que no hay que entender nada.
- Nunca te has puesto bótox ni te has pinchado nada. ¿Qué opinas de la moda de los retoques estéticos?
- Me parece bien. Si tú tienes la capacidad de decidir lo que quieres en tu vida, me parece perfecto. Lo único que me gustaría es que se informaran bien de lo que se están haciendo porque te venden la moto muy bien, pero hay gente diciendo que no debería habérselo hecho.
- Cada vez se abren más clínicas de estética en Madrid gracias a la inmigración latina y las chicas con 15 años empiezan a operarse.
- Creo que debería estar absolutamente prohibido para los menores de edad porque muchísimas de las cosas que se están haciendo todavía no sabemos cómo les afectan. Deberían ir con cuidadito antes de poner en riesgo a sus hijas y meterlas en un quirófano. Por lo menos esperar a que sean mayores de edad. Quizás deberían ir a terapia
- ¿Te has sentido infravalorada por ser mujer?
- Sí, con un fontanero.
- ¿Por qué?
- Pues porque pensaba que yo no entendía ni papa. Y me dijo que viniera mi marido para explicárselo a él. Y yo de eso sabía mucho más que mi marido.
- A mí me pasa en los talleres mecánicos, que me tratan como si fuese imbécil.
- Pues eso. Es la única vez.
- ¿Sólo en esa ocasión?
- A mí no me ha infravalorado nadie, que yo sepa. Si lo han hecho, no se les ha notado nada.
- ¿Hay mucho edadismo en la sociedad?
- Claro, pero es un edadismo sexista. Harrison Ford volvió a hacer la película de Indiana Jones con 80 años, pero a ella la cogieron, ¿no? Entonces, el hombre está atractivo porque esas canas son elegantes y hasta sexualmente sigue siendo atractivo. Una mujer puede ser increíblemente atractiva de mayor, pero sigue siendo una señora mayor que fue guapa. Y hablando claramente como hablamos en los bares: la pureta es muy cool.
- Efectivamente.
- Pero a nadie se le ocurre decir que le atrae sexualmente.
- Es verdad que se están rompiendo muchos tabúes porque Jennifer López está espectacular a sus 55 años.
- Ya, pero ella no representa a una mujer de su edad. Volvemos a lo de que tenemos que estar exactamente igual que cuando teníamos 25 años. Entonces, si tú o yo nos ponemos al lado de Jennifer, vamos a decir: "¿Qué me ha pasado? ¿Cómo puede ser que ella siga estando joven y yo no?». Eso me destroza. Prefiero a mujeres como Helen Mirren, que van acordes con su edad. A lo mejor se hacen alguna cosita, porque el colgajo en el cuello les tiene hasta el moño, pero no están intentando volver a ser una chica joven. No creo que tengamos mucha representación con estas grandes estrellas y me da mucha pena.
- ¿Una mujer de 60 años puede ir en minifalda?
- Sí, si tiene las piernas bonitas y le gusta y si las tiene feas y le importa un pimiento. Podemos hacer lo que nos dé la gana.
- La mirarían mal, ¿no?
- Eso es problema del otro, que vaya al psiquiatra.
- Desfilaste en la pasarela con transparencias y sin sujetador.
- Y fue una prueba de fuego para el ego, porque uno siempre tiende a tapar aquella parte que considera que no está aceptada. Y lo que no aceptan son tus rodillas cuando empiezan a caerse, el entremuslo que se pone más flojito... Acabo de hacer una campaña de ropa interior y sale una tía como yo y se me notan mis muslos que están ahí con su flacidez y mis brazos... ¿Qué pasa? ¿Que yo no me puedo poner en ropa interior? Que yo tenga que luchar para aceptar ver una foto mía así significa que estoy envenenada, que me envenenaron.
- Como a todas.
- Entonces, ¿qué estoy haciendo? Cuando me van a hacer una sesión de fotos y la estilista me quiere poner una camiseta con mangas para que no se me vean los brazos, le digo que no. Sácame la foto con los brazos flácidos y que aparezca en la revista porque la gente debe de ver brazos flácidos, muslos flácidos y no pasa nada.
- Aparte de que hay muchas clientas de esa edad. Es absurdo que una chica de 20 años anuncie cremas.
- Exacto. Lo que ves mucho lo normalizas. Si ves mucha violencia en tu casa, te parece normal que se peguen de hostias entre todos. Pero, cuando no la has visto, reaccionas, ¿no? Entonces se debe normalizar que en las revistas salgan brazos flácidos. Hollywood también nos hace mucho daño en esto porque te retocan.
- ¿A ti te retocan?
- No porque va en contra de lo que digo.
- ¿Qué se aprende con los años?
- Depende. Hay personas que viven 90 años y no han aprendido ná y en cambio he tenido la suerte de conocer a chiquillos jóvenes con despertares maravillosos. Nada es sinónimo de nada.