Londres y París empujan a Europa a un choque sin frenos con Moscú en Ucrania
Reino Unido y Francia insisten en liderar una fuerza europea en Ucrania, sin la ONU y forzando a una confrontación con Rusia, que exige negociar la paz sin Zelenski.

Solo Estados Unidos podría sosegar los encendidos ánimos de sus aliados europeos, enfurecidos y dañados en su orgullo geopolítico por haber sido dejados de lado en la negociación de paz en Ucrania. Fue el presidente Donald Trump quien desde un principio quiso relegar a Europa y negociar únicamente con Moscú y Kiev, y su colega ruso, Vladímir Putin, apoyó esa exclusión que ha llevado a que, en Europa, se impongan los halcones de la guerra de Londres, París y Bruselas.
Ahora, la Unión Europea escucha las consignas belicistas de Francia y el Reino Unido, que apuestan por el envío a Ucrania de una confusa “fuerza de paz” sin el unánime apoyo de todos los países de la UE, improvisada y sin fechas claras para su despliegue, pero que podría llevar al desastre a todo el continente si se presiona demasiado a Rusia.
El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció como preámbulo el envío “en los próximos días” a Ucrania por Reino Unido y Francia de una misión militar destinada a estudiar sobre el terreno el eventual despliegue de ese contingente armado.
Macron hizo este anuncio en el marco de la reunión en la capital francesa este jueves de la llamada “coalición de voluntarios”, un variopinto grupo de una treintena de países, la mayor parte europeos, descontentos con la actual entente entre Rusia y EEUU, y la intención de Trump de acabar con una guerra que en estos momentos sirve de pretexto a Europa para sus nuevos planes de rearme.
El presidente francés, el primer ministro británico, Keir Starmer, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, los líderes europeos más belicistas, quisieron dar la impresión en la reunión de París de que no habrá paz en Ucrania si Bruselas, París y Londres no quieren, aún a riesgo de abrir una nueva crisis con Moscú, con consecuencias incalculables.
La gran incógnita es el momento en el que desplegar las tropas europeas
Un gran problema es que, aunque los defensores de la fuerza de “paz” dicen que el despliegue sería una vez que se alcanzara un armisticio o cuanto menos un alto el fuego permanente, ni siquiera sus propios socios se lo creen. Esa tregua definitiva no va a ocurrir aún en mucho tiempo y Macron y Starmer tienen muchas prisas y muy poca paciencia, de ahí las numerosas reuniones que están celebrando sus más altos militares.
Se trata de lanzar el mensaje de que Europa va en serio en su defensa de Ucrania y, ya que no tiene armas suficientes para superar a Rusia en el campo de batalla, al menos enviará no menos de 20.000 soldados para disuadir al Kremlin de sus intenciones. Moscú ya ha indicado en varias ocasiones que, si fuerzas pertenecientes a países de la OTAN entran en Ucrania y participan en la contienda, Rusia se considerará en guerra con la Alianza. Pese a estas advertencias diáfanas, ingleses y galos siguen adelante con sus planes.
Starmer no quiso dar una fecha límite a ese despliegue, pero requirió que “se desarrolle en días y semanas, no en meses y más meses”. Todo ello a pesar de que el propio Macron reconoció tras la reunión de París que “no hay unanimidad” entre los 31 países asistentes, que algunos de éstos “no tienen la capacidad” para contribuir a ese contingente y que otros tienen disensiones internas que lo impiden.
Parece evidente que estas fuerzas armadas estarían formadas en su mayor parte por británicos y franceses, pero no bajo la bandera de la OTAN, que es la única entidad que en estos momentos aúna militarmente al continente.
Macron: Rusia no decidirá por Ucrania… Francia sí.
Pese a toda esta confusión y las dudas planteadas en la cumbre de París por socios que no acaban de ver la sensatez de esas tropas sobre el terreno, Macron insistió en que sí o sí “habrá una fuerza de paz” y que la integrarán varios países europeos, sin concretar cuáles aparte de Francia y Reino Unido.
Y añadió tajante: “Rusia no va a decidir lo que ocurre en Ucrania”. Una frase quizá demasiado entusiasta, cuando Moscú ha arrebatado ya una quinta parte de su territorio a Kiev y la iniciativa bélica la tiene el ejército del Kremlin.
Más aún cuando, desde su llegada al poder, Trump ha preferido virar hacia el presidente ruso, Vladímir Putin, y no hacia el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski. A la par, ha desdeñado el papel de los europeos, a quienes ve un día pidiendo la paz y al siguiente prometiendo miles de millones de euros en armas a Kiev.
Alemania y España ven prematuro el envío de tropas a Ucrania
Las propias reticencias en Europa a los planes galo-británicos, sin embargo, empiezan ya a hacerse oír. Una cosa es lanzar vítores de solidaridad con Ucrania, contribuir de una forma u otra al sostenimiento de su ejército e imponer sanciones a Rusia, y otra es mandar a sus propios soldados a los campos de batalla ucranianos y avanzar sin frenos hacia la confrontación con una superpotencia nuclear.
Tampoco parece tener mucho sentido que Londres, París y Bruselas toquen los tambores de guerra cuando EE UU está celebrando las primeras negociaciones abiertas con los contendientes en la guerra prácticamente desde que empezó el conflicto. Aunque de momento las treguas anunciadas no estén siendo seguidas ni por rusos ni por ucranianos, es un primer paso.
Lo dijo en París el canciller alemán, Olaf Scholz: es pronto para hablar del envío de tropas mientras la guerra continúe. Lo mismo señaló la ministra de Defensa española, Margarita Robles: “es muy prematuro hacer cualquier tipo de planificación mientras no sepamos en qué términos se va a desarrollar ese acuerdo de paz”.
Pero Reino Unido y Francia quieren presionar ya a Rusia sobre el terreno y enviar cuanto antes a esas fuerzas militares aliadas a la Ucrania en guerra, como viene reclamando Zelenski desde hace meses, para traspasar una línea roja más en la participación occidental en la guerra contra Moscú.
Primero fueron las armas más sofisticadas, los tanques más modernos, los misiles de mayor alcance, los aviones de combate más maniobrables y ahora, en un salto cualitativo, puede ser el despliegue militar de tropas Europas. Un paso que, a nadie lleva a engaños, supondría un desafío directo a Moscú.
Si se pretende enviar esas tropas una vez suscrita la paz, entonces no es necesaria esta prisa contrarreloj para tenerlas preparadas en cuestión de semanas, pues la guerra va a continuar al menos meses. Si la intención es enviarlas cuanto antes para frenar el colapso del frente oriental, en Donetsk, o la retirada de las últimas fuerzas ucranianas en la región rusa de Kursk, entonces estaríamos hablando de despachar combatientes, no fuerzas de paz.
La huida hacia delante de Zelenski
Acorralado por los malos resultados en el campo de batalla y la presión de Trump, que no le muestra mucha simpatía, Zelenski apuesta por la huida hacia delante y la implicación del mayor número de contendientes en la guerra, sobre todo si éstos son países como Reino Unido o Francia deseosos de recuperar un papel internacional que han perdido hace tiempo.
Londres ha marchado en los últimos veinte años a la zaga de Washington en los diferentes conflictos regionales, como Irak o Afganistán, y su salida de la UE le quitó si cabe más relevancia geopolítica, mientras que París afronta un descrédito internacional notable tras su retirada acelerada de África Occidental, sustituido allí además por los intereses de Rusia y China, y el avance del islamismo.
Los rusos, que son realmente quienes pueden trastocar o incluso impedir el despliegue de esas fuerzas, señalan la incongruencia europea de quejarse por ser ignorados en las negociaciones de paz con EEUU, al tiempo que ellos mismos desprecian a la ONU, que es quien en casos de este tipo dirige las fuerzas de paz.
Italia lo ha dicho así también, que solo se deberían enviar tropas a Ucrania si se hace bajo la bandera de Naciones Unidas. La realidad evidente es que las fuerzas propuestas por Reino Unido y Francia no serían neutrales, sino de disuasión, apoyando a uno de los bandos en guerra, el ucraniano, y destinadas a entrar en combate a favor de Kiev si hubiera cualquier ruptura del alto el fuego. Y no solo por parte de Moscú.
La otra realidad es que sin el apoyo de Estados Unidos, con sus sistemas de inteligencia satelitales y su aviación, tal fuerza estaría destinada al fracaso si surgieran problemas. Y ni Macron ni Starmer cuentan de momento con el apoyo de Trump.
Moscú rechaza tropas en Ucrania y pide a la ONU que se ocupe del país
Pero Rusia no se desentiende y ya ha lanzado una dura advertencia: “Entendemos por qué están haciendo esto. Quieren provocar a Europa para llevarla a un choque sangriento con Rusia. Les recuerdo que Londres abandonó la UE. Y ahora su sueño dorado, tras haber trastocado la economía de la UE, es llevar a todo el continente europeo a la ruina” afirmó el jueves la portavoz de Asuntos Exteriores rusa, María Zajárova.
“Quiero hacer énfasis una vez más que Rusia está categóricamente en contra de tal escenario (la llegada de tropas británicas y francesas a Ucrania) que podría llevar a un choque directo entre Rusia y la OTAN”, agregó.
Para enmarañar más la situación, Putin ahora propone que se establezca en Ucrania un gobierno temporal monitorizado por la ONU y EEUU para celebrar elecciones y, tras las mismas, avanzar hacia un tratado de paz. Putin no quiere a Zelenski como interlocutor, como éste tampoco quiere dialogar con el presidente ruso.
El Gobierno francés respondió este viernes que resulta paradójico que Rusia recurra a la ONU tras violar la carta de Naciones Unidas con su invasión de Ucrania en febrero de 2022. El Elíseo acusó a Moscú de tratar de ganar tiempo con este tipo de accions. La UE y la propia ONU también se manifestaron en contra de la propuesta de Putin y subrayaron que Zelenski fue elegido democráticamente.
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